miércoles, 30 de julio de 2014

¿Sueñan los científicos con bacterias eléctricas?

Podría ser el título de un libro de ciencia ficción -no muy original, la verdad- pero no; efectivamente, se conocen varias especies de bacterias que se alimentan de electricidad.

Todos los seres vivos necesitamos energía para vivir, llevar a cabo las funciones básicas e ir reparando, en la medida de lo posible, los continuos daños celulares que sufrimos. La forma más familiar de producir esa energía es alimentarse de compuestos que tienen un exceso de electrones (como los glúcidos de un bizcocho) y por otro lado respirar oxígeno del aire. El cuerpo se las ingenia para empaquetar los electrones de la comida de forma segura -por ejemplo en moléculas de ATP- hasta que se ponen en contacto con el oxígeno, ávido de electrones. De esta manera se reduce todo a un flujo de electrones.

De una forma u otra, si hay vida exite ese flujo de electrones, y la forma más directa que conocemos de llevarlo a cabo es la de las bacterias capaces de "respirar" electrones.

Hace tiempo que se conocían, de hecho, dos tipos de bacterias capaces de reducir metales, incluso metales pesados tóxicos, puediendo sobrevivir sin oxígeno. Tanto Shewanella como Geobacter pueden incluso usarse para limpiar ambientes contaminados por Uranio. Y también se ha visto que especies distintas de Geobacter pueden cooperar en la reducción de metales pasándose los electrones entre ellas por medio de nanocables biológicos.




Actualmente se están encontrado mucho más tipos de bacterias capaces de alimentarse de electricidad estudiando fangos y sedimentos marinos, lo que hace pensar que son mucho más frecuentes de lo que se pensaba. Estos microorganismos están siendo cultivados en laboratorios alimentándolos solamente mediante unos electrodos, sin ningún nutriente añadido.

Una vez más expandimos nuestro conocimiento de las fuentes de energía de las que puede nutrirse la vida. Como siempre, hay que decir que no es lo mismo sobrevivir en cierto ambiente que haber surgido y evolucionado en ese ambiente, pero está claro que esto abre lineas interesantes en la búsqueda de vida extraterrestre.

Como reflexión final pensemos de qué manera tan hermosa y en cuántos aspectos distintos está indisolublemente relacionada la electricidad con la vida. Todos nuestros pensamientos están asociados a actividad eléctrica en el cerebro; todos nuestros movimientos musculares, incluído el latir del corazón; el mantenimiento de la presión osmótica y la membrana celular mediante la bomba de sodio-potasio; el transporte de de iones por el cuerpo; el metabolismo... Y ahora conocemos una serie de seres vivos que simplemente pueden respirar electricidad.


NOTA: Para escribir esta entrada nos hemos basado en un artículo de Catherine Brahic en NewScientist (no. 2978)

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